Los sofocos: el síntoma número 1 en la menopausia
Los sofocos impactan considerablemente en la calidad de vida de las mujeres y es uno de los principales síntomas que identifican la menopausia. Saber qué te está pasando y porqué, seguramente te ayudará a afrontar esta nueva etapa de la vida en la que estás entrando.
Aunque los sofocos pueden darse a lo largo de todo el día, los sofocos nocturnos suelen ser los más molestos ya que debido a su intensidad, provocan alteraciones del sueño y es más difícil volver a dormirse. Este insomnio se suma a la caída de estrógenos durante la menopausia y hace que nos sintamos más fatigadas y de peor humor.
Si, además, tenemos en cuenta que los sofocos suelen durar una media de entre 4 y 5 años (hay mujeres que hasta 10 años), está claro el por qué los sofocos en la menopausia son un síntoma principal de preocupación.2
¿Qué son los sofocos en la menopausia, y por qué se producen?
El sofoco es un cambio repentino de temperatura del cuerpo que ocurre sin previo aviso. Como las glándulas sudoríparas son estimuladas, el sudor se extiende por el pecho y el cuello, enrojeciendo la cara. A veces, también puede venir acompañado con una sensación de frío y fatiga. 3 Los sofocos varían en cada mujer: pueden haber días que tengas un sofoco cada hora y otros que ninguno. Además, pueden durar desde pocos minutos hasta media hora. Cada mujer sufre la menopausia a su modo.
Recientes estudios1 han vinculado este golpe de calor inmediato y sin previo aviso a la reducción de estrógenos durante la menopausia. Estos afectan al funcionamiento del hipotálamo, que es nuestro regulador de la temperatura corporal, que recibe el aviso erróneo de que nuestra temperatura corporal ha aumentado y hace que empecemos a hiperventilar y sudar para bajarla
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